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sábado, 7 de enero de 2012

Premio Literario "Córdoba Patrimonio de la Humanidad"


Queridos amigos y seguidores con mucha alegría os tengo que comunicar que el pasado 17 de Diciembre 
mi relato SUEÑOS Y RECUERDOS DE CÓRDOBA fue premiado por 
el Excelentísimo Ayuntamiento de la ciudad de Córdoba 
con el segundo premio del 6º Certamen Literario

"CÓRDOBA PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD"

Aquí os dejo unas fotos del momento para que lo disfrutéis conmigo. 
Fue un día memorable que recordaré toda mi vida. Mi primer premio literario.
 El año no podía acabar mejor.




Este es el diploma que me entregaron  además de  cuatrocientos euros en metálico, un lote de libros de la ciudad y una taza conmemorativa.



Aquí posamos para los medios con algunos de los niños que fueron premiados también en la modalidad de Artes Plásticas.



Con mi marido mientras esperaba.
La sala donde estamos es una sala muy importante del Alcázar de los Reyes en Córdoba. 
Se llama la sala de los Mosaicos (todos romanos genuinos)
En esta sala fue donde Cristóbal Colón se entrevistó con la Reina Isabel I de Castilla exponiéndole sus ideas de un viaje hasta las Indias con una nueva ruta.
El descubrimiento de América se fraguó en esta sala.






Las autoridades dan sus discursos.




Y empiezan a nombrar a los ganadores...




Llega mi turno...


Me entregan el diploma... ¡Qué ilusión y qué nervios...!


Ya lo tengo en mis manos.



No tengo que decir que estaba feliz.



Este señor es el primer premio.



Sin duda,  MUY FELIZ


Con mi hermana y mi marido al final del acto.



Ahora os dejo con el relato premiado, espero que os guste.


 "Sueños y Recuerdos de Córdoba"  

Todavía cierro los ojos  y cuando pienso en Córdoba, veo mis pequeños pies  en sus botitas de piel marrón dando pequeños pasos de la mano de mi padre por la Calle San Fernando bajando desde el Arco del Portillo, camino de la Cruz del Rastro, en busca del Guadalquivir. Los adoquines de la calzada se me hacen incómodos, infinitos pero perfectamente colocados, haciéndome pensar siempre en quien gastaría tanto tiempo y paciencia en colocar aquellas piedras con tanto primor… La cita, en el Puente Romano, que desde mi corta estatura me parecía más grande y más largo que nunca. Y la Calahorra al fondo, una torre de cuento de hadas, en donde, mi fantasía infantil, veía princesas encerradas. Una crecida del río me llevó hasta allí de la mano de mi padre, juntos bajamos hasta la ribera, al lado del puente, después de que las aguas descendieran y me fotografió. Pero yo no dejaba de sentirme intimidada por el enorme arco de definía el ojo del viaducto sobre mi cabeza con apenas cuatro años cumplidos, en medio de lo que me parecía una inmensidad, sobre aquella isleta de tierra donde mi padre me colocó para hacer la fotografía… Tierra cordobesa. Aún guardo esas fotos, pero mejor guardo la memoria, que es un gran tesoro para mí. Todo ello forma parte de mis primeros recuerdos de Córdoba, la que me vio nacer, donde mis ojos vieron la luz, esa luz tan especial y esplendorosa que la llena singularmente, que ilumina sus calles, sus plazas, sus callejones, sus edificios y monumentos, sus muros y sus viejas piedras. Luz que es sin igual faro de sabiduría igualmente y que nos legó en su Historia. Todo está lleno de ese fulgor especial que tiene Córdoba, porque desde la noche de los tiempos agua, fuego, gas y tierra, surgidos del cosmos, reunieron esos dones especiales para señalarla en la geografía del planeta como un lugar favorecido y elegido para brillar con luz propia en los anales de la humanidad. Haciéndola emerger como una singular perla de las profundidades abisales de un convulso mundo en formación para ser iluminada por un sol que fijó el resplandor con el que había sido tocada. Fue escogida por los dioses como un lugar exclusivo, regalada de particular energía telúrica que la convirtió en especial. Así Córdoba aparece en la Historia para convertirse en inmortal. No en vano es patrimonio de la humanidad, no podría ser de otra manera. No hay otro lugar donde hayan convergido tantas culturas, tanto arte, tanto saber, tanta concordia, tanta armonía, tanto salero, tanta belleza… Instituida, construida, asediada, destruida, reconstruida… Córdoba aparece y permanece como ese lugar especial destinado por derecho a ser centro de culto y deseo de todo aquel que posó sus pies sobre ella.
Desde que Roma la fundó y la distinguió como capital de la Baetica en la Hispania Ulterior, Córduba, pletórica, presume del vergel de su Sierra Morena y del sinuoso cauce de su río, “El Grande”, del cual el serpenteante transcurrir de su vertiente hace pensar que el agua hace curvas y contra-curvas, queriendo retener el momento de la partida, negándose a abandónala en su camino hacia el mar, Córdoba entra en los anales de la historia por la puerta grande, siendo cuna de insignes pensadores, oradores y poetas; loada por la sangre patricia que se aposentó en su suelo. Un sepulcro romano de mármol blanco descubierto por mis compañeras y yo en nuestras secretas correrías por los jardines de las monjas en nuestro colegio de Santa Victoria, cuya cúpula es punto de referencia para el viajero que  llega a sus umbrales; me hizo comprender, al final de mi infancia, que pisaba tierra excelsa. Y cuando veo las columnas del templo romano de la calle Claudio Marcelo, un orgullo profundo me palpita interiormente y pienso que mis ojos se posan donde los ojos de tantos hombres y mujeres se posaron e imagino una ciudad diferente, unas calles muy distintas, pero un mismo sentir. Es ese cosquilleo de profunda satisfacción por ser una privilegiada más que puede mirar las huellas que ese grandioso pueblo, que fue Roma, dejó tras su paso, al poner los cimientos de la grandeza de mi patria chica.  
¿Quién no ha olido las flores del Alcázar en Mayo? ¿Quién no ha paseado por sus jardines y ha disfrutado de la belleza de ese edén en el corazón de la ciudad, oyendo el curso del río y, como yo, que tuve la suerte de escuchar el crujir de la noria que engalana nuestro blasón? ¿Quién no se ha embelesado con el rumor de los chorros de agua de sus estanques que, al caer, dibujan esas ondas concéntricas que nos llaman a hipnótico recuerdo de ese capitalismo que supuso el momento más puntual, cuando Córdoba fue grande entre las grandes, cardinal enclave de la Europa del Medievo?  ¿Quién no se ha impregnado de ese profundo aroma de jazmines y azahares, de dama de noche y nardos que se convierten en los perfumes de mi ciudad cuando llega la primavera? Sus patios en mayo son reflejo del paraíso, son aroma y armonía, arcoíris en macetas de barro, variopintas cascadas florales colgadas de paredes encaladas en los atrios de viejas y nuevas casas que conservan la tradición de generaciones. Imaginándomelos llego a sentarme en el Patio de los Naranjos disfrutando de la calidez del descanso tras un profundo paseo por la Judería, laberinto de estrechas calles llenas de encanto, plenas de historias protagonizadas por miles de vidas anónimas que integran su tradición. Simbolizan una fusión en mi espíritu que se engrandece al sentirlas mías, como cordobesa que soy. Sin olvidar el encuentro obligado con el viejo Zoco, enclave que fue de comerciantes, mercaderes y compradores que cruzaron sus ofertas e hicieron sus ventas en un hecho que continua en sus mercados más típicos. Recuerdo, cuando de chica, iba con mi madre a la Plaza de la Corredera, única en Andalucía, y bajábamos al mercado de su sótano a hacer la compra o íbamos entre sus arcos buscando otros puestos que ofrecían sus productos a todos los transeúntes. ¡Qué tiempos aquellos tan lejanos ya! Pero tan genuinos y típicos a mis sentidos. Pasar por la Sinagoga y por la Plaza del Museo Arqueológico, donde se conservan las verdaderas reliquias del transcurrir del tiempo por sus lares. Igual que si contemplo la puerta del Perdón, algo  que para mí  es único. Sé  que me lleva a la entrada de la Mezquita-Catedral donde me pierdo en mis profundas sensaciones de insondable admiración y fervor, ofreciéndole profundo homenaje desde mi simple persona que pisa donde pisaron los grandes, que mira donde sus ojos vieron, que toca donde sus manos tocaron y respira el mismo ambiente llenando mi pecho de orgullo de ser cordobesa. Todo supone una aventura hacia mis sentimientos más profundos y, abrazada a una de sus columnas, siento fluir desde ella la energía que le confiere la impregnación de la fe de esa insigne casa de oración al Dios de la Creación, joya única en todo el orbe… Y vuelvo a sentirme orgullosa por ser parte de ella, fragmento de esa gloría insigne que le dio Córdoba a Al-Andalus, cuando las tres culturas convivían entre las mismas murallas que guarecían a la perla del califato,  entretanto se escribirán páginas con tinta aurea de gloria y esplendor firmadas por nombres que nuestro saber guarda como los hacedores de un tiempo en que Córdoba se hizo indefectiblemente admirada, enaltecida e inmortal: Abderramán, Hixen, Alhaken, Almanzor, Averroes, Ibn Hazn, Ziryab, Hasday Ibn Saprut, Maimónides… Y un nombre de mujer… Azahara.
 Aún siendo niña, no más de siete u ocho años, una excursión del colegio nos llevó andando hasta Medina Azahara. Para mí entonces unas ruinas que parecían estar en los confines del mundo, miles de piedras sucias, rotas y oscurecidas por el paso del tiempo, dispuestas sobre el suelo en un intento de hacer coincidir sus dibujos; árboles, tierra, más piedras, unos arcos derruidos y nada más. Pero con el devenir de los años ese lugar resultó ser mágico. Paseando con mi marido por los entornos de la Ciudad Áulica percibí aromas y presencias de su pasado de esplendor. Sentí en mi propia piel la caricia de sus aires que trajeron a mi mente imágenes casi oníricas de maravillosa belleza, me vi envuelta en aquel sueño y llevada a aquel tiempo, pudiendo contemplar la grandiosidad de aquélla que fue noticia hasta en los confines de Bizancio como la joya del califato. No me extraña que a Al–Nasir le gustara deslumbrar a sus visitantes. ¿Quién hubiera podido ser uno de ellos para ver cono ojos físicos aquel despliegue de grandeza y saber del renombre de mi Córdoba? Aunque ahora lo sienta en el alma. Me vi, no obstante, en mi sueño, caminando entre las paredes del Salón Rico, que se mostraba ante mis ojos lleno  de suntuosidad; acariciaba mis sentidos el murmullo del agua en las fuentes en su exedra y al levantar mis ojos vi techumbres de suntuosos artesonados y paredes recubiertas de yeserías repletas de atauriques, que no eran extraños a mi memoria, ahora áureos y resplandecientes ornados con gemas preciosas. Las arcadas sostenidas por fustes de mármol negro y rosa veteado, sobre capiteles y cimacios labrados por los más expertos alarifes cordobeses, quienes repitieron con primor exacto las arquerías con dovelas bicrómicas, como en la  Gran Mezquita Aljama de la capital.  Arcos cubiertos por etéreos velos de seda que me envolvieron sublimando mis ensoñaciones, llevándolas hasta el punto de tornarse tan inexplicables, que las palabras se quedan parcas, para describir tanta belleza. Madinat-Al-Zahra. A donde siempre me gusta volver, porque entre sus ruinas me siento presa de añoranza y misterio, que a veces se me antoja sobrenatural. Es como si sintiera a todos ellos, quienes vivieron su nobleza,  acompañarme en mi pasear y mostrarme los lugares que habitaron. Por eso digo que es mágica. Como mágico es el embrujo que atrapa al visitante y lo subyuga a su hermosura, a su historia y a su presente, porque no existe lugar como Córdoba, donde pasado y presente estén más unidos.
 De pie ante sus monumentos no se puede sentir nada más una profunda admiración que lleva a la evocación del pasado glorioso de nuestro sin igual patrimonio artístico y cultural, porque Córdoba es tierra de artesanos, poetas y pintores ¿Quién no siente una emoción especial al ver los cuadros de Romero de Torres? ¿No dejan una cálida muestra de la intimidad de Córdoba, de sus beldades y su lindura? Y al salir a la Plaza del Potro, llenos los ojos de donosura, ¿no es como si siempre hubiésemos conocido esos  profundos secretos de nuestra vieja y amada Córdoba?  Y cuando se vive lejos de ella. ¡Cómo se añora su judería! Un paseo por sus avenidas, subir por la calle de Cruz Conde hasta Las Tendillas, sentarse en los Jardines de la Victoria o  pasar por el Arco de la Mal Muerta. Visitar el Alcázar, andar por la Puerta de Sevilla junto a la Muralla, Entrar en sus típicos mesones o en sus muchas iglesias, sentir el olor a incienso en la cuesta del Bailío, oír el cauce del rio transcurrir… Todo es pura añoranza por aquella que me vio nacer, donde mi infancia transcurre subiendo la escalera empedrada de la Cuesta de Luján en busca de mi colegio. Y cuando regreso a ella veo al Arcángel custodiar, de pie, en su pedestal, a mi bien amada ciudad. Porque El Custodio siempre espera al viajero que a ella se acerca, para decirle que no se marche sin llevarse en el corazón el mejor recuerdo de Córdoba, que es, por supuesto, la emoción que invade los corazones de todos los bienhallados en sus calles que la visitan por primera vez, sin duda,  llevados por querer saber qué significa eso de Patrimonio de la Humanidad. Si acaso por aquello que Luis de Gongora le cantó “¡Oh siempre gloriosa patria mía, tanto por plumas cuanto por espadas!” Y  es que Ella es más que eso.  Al marcharse todos comprenden que Córdoba, además, es y será el lugar donde La Historia anda de la mano de La Gloria, El Duende, El Hechizo y El Saber  de nuestra madre Andalucía.   

    

Espero que os haya gustado. Ahora me despido no sin deciros que pronto haré una entrada para contaros todo lo que está sucediendo con
 "UNA ERASMUS PARA LAURA". 
Son muy buenas noticias además os adelantaré algo sobre la nueva historia que ocupará esta página.
Un beso  para todos.
Os dejo con unas imágenes de la que sólo junto a otras doce ciudades en el mundo es Patrimonio de la Humanidad.
CÓRDOBA

Torre de la Mezquita Catedral



Torre de la Mal Muerta





Mihrab (interior del a Mezquita Catedral)





Vista Nocturna del Puente romano y la Mezquita Catedral

Nave central de la Catedral y Coro




Torre de la Catedral y Patio de los Naranjos



Interior Mezquita.

Cúpula del Mihrab


Frescos cristianos

Claraboya antes del Mihrab

Arco de entrada al Mihrab

 Catedral  (Mezquita-Aljama) y Puente Romano

Arco del Portillo.

 Calleja de las Flores

 Iglesia de San Lorenzo

Una de las Puertas de la Mezquita Aljama.

 
Ruinas romanas de Claudio Marcelo

Interior de la Mezquita Catedral.

Patio típico


Torre de la Catedral y Puerta del Perdón
Plaza de la Corredera

Plaza de las Tendillas

Puerta de la Feria

 Fachada  de la iglesia del Colegio Santa Victoria (Madres Escolapias)
Mi Alma Mater


                                          Interior de la Iglesia del Colegio Santa Victoria.


Plaza de las Tendillas y monumento al Gran Capitán.
  
 
 Arqueria del pórtico de entrada a la ciudad Palatina de Medina Azahara
(Madinat-al-Zahra)

 
Ruinas de la Ciudad Palatina de Medina Azahara


Salón del Trono



Salón del Gobierno de Abderramán III



Salón del Trono



 Salón del Gobierno





9 comentarios:

Bea dijo...

Madre mía!! Normal que te hayan dado el segundo, pero debieron darte el primero. Lo has descrito todo genial, con qué palabras... y las fotos... preciosas!! Y tú feliz son de las mejores instantáneas que se han podido hacer jaja!!! Un besito y esperando noticias. Besos de.. Turrón ;) Guapa!

Kate dijo...

Felicidades Laurita! ^^
Sigo sin conseguir entrar en tuenti en mi ordenador así que te digo por aquí que no recibí el correo, reenvíamelo prontillo para comentarte (:
En cuanto a mí... Bueno en mi blog hay una nueva entrada pero creo que me he desacostumbrado de escribir (sí, por raro que suene... xD)

PEPE LASALA dijo...

Bueno, bueno... vaya sorpresa buena que nos has dado. Enhorabuena de todo corazón. Me han encantado las fotos, el relato... todo, y me alegra muchísimo que compartas este momento, que es tu momento, con todos nosotros. Te lo mereces. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea, y esperamos que sigas dándonos alegrías como ésta.
http://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/

Anónimo dijo...

Mira que me gusta la historia de Al-Andalus, pero como leonesa que soy no puedo evitar sentir cierto rencor hacia Almanzor por derribar las murallas que rodeaban las ciudad de León en el siglo VII (si no me equivoco xD) o por ahí.
Tu relato ha sido como un paseo, un paseo lleno de pasión y admiración hacia una de las ciudades que más belleza contempla entre sus calles. Precioso :) y muy merecido el premio ^^.

Muchas, muchas, muchas felicidades ^o^

Alezeia dijo...

O sea me ha encantado ¡HOLA! ¡SI SOY YO! Comento muy poco en el blog, lo sé, por eso aprovecho que estoy malita para bloggear un rato.

Me alegro muchísimo de que ganaras y las fotos son preciosas... ¡Qué pena no estar el día 27! jolines sino me hubiera pillado el día y me bajo andando, bueno no que tardo mucho, en cohete jeje... Te lo recuerdo por aquí QUIERO 2 EJEMPLARES EH??? dedicados eh???

Un besazo y disfruta

Anónimo dijo...

Acabo de releer tu escrito sobre nuestra Córdoba y por más dicho que esté,siempre emociona, precioso hermana, el año próximo a por el primer premio que tu puedes hacerlo.Éste relato es precioso,pero seguro que lo mejoras.Bss.

DELIA LOZANO BIS dijo...

HOlaaaaaaaaaaa, que la anterior soy yo tu hermana, que seme ha olvidado poner el nombre, bueno ahora lo pongo. besitossssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

Anónimo dijo...

Siento no haberme podido pasar antes. Madre mía, si que hay fotos!!! XDD Se te ve tan guapa y felíz =D Muchas felicidades, sin duda ha sido muy bonito e intenso. La forma en que describes los lugares es tan profunda, tan tuya XDd Me encanta, creo que deberías haber ganado el primer premio, porque caminar entre otros tiempos de tu mano es un privilegio y el escrito una maravilla, muy hermoso!! =D Me ha encantado, gracias por acompañarlo de tfotos d ealgunos lugares, yo no he estado en Córdoba, pero ahora me pasa como cuando leo a Ruíz Zafón, que tengo ganas de ir y ver cómo es XDd Un besote enorme y muchas felicidades, por el premio y por la pronta publicación de nuestra adorada Laura y su Erasmus ^.^

Besotes!!

Aura dijo...

Que tal ?? vaya consegui encontrar a una de las premiadas FELICIDADES me encantó tu relato .......soy Ela, la de la mencion especial, la del vestido negro y blanco .. te va a llegar con otro nombre el comentario, pero tu sabes nos ponemos a escribir y seudónimos diferentes ...
Es otro relato lo de " Un erasmus para Laura " ??
Puedo cogerte alguna de las fotos de Cordoba ??
Las del premio las tenemos iguales ... sabes que aun no editan el libro ?? tienen varios presupuestos pero estamos sin concejal ... ya sabes, las cosas de palacio, van despacio ..
espero vernos por aqui ...
Un beso ..

Que las hadas y musas elijan un capítulo para ti. Con suerte te quedas a compartir esta aventura.


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